
Intoxicación por plomo en comunidades suburbanas en La Habana, Cuba.
El 25 de abril del presente año una nota informativa en la prensa acompañada de un video ponía en alerta a los medios sobre una grave contaminación ambiental por plomo en dos comunidades pertenecientes a la localidad de Guanabacoa, una extensa suburbanizacion de La Habana, la nota dice así:
Las comunidades Yuca 1 y 2 en Guanabacoa, ciudad de La Habana, han tenido que protestar utilizando carteles y pinturas en las paredes para que las escuchen. Sin embargo, las autoridades no han resuelto la contaminación por plomo con la que conviven. (Santelli, 2016)
Ampliando la información el sitio independiente Cibercuba, señalaba que, “el origen del problema puede encontrarse en que la comunidad fue creada sobre vertederos de ácido de baterías, lo que tiene un alto contenido de plomo. El conjunto de viviendas fue construido en 1998 para albergar a familias afectadas por ciclones y derrumbes. De momento, las autoridades no han divulgado el caso de contaminación, a pesar de la gravedad del asunto, y de que puede acabar perjudicando a buena parte de los residentes en el lugar, especialmente a los niños. Las familias viven temerosas de que sus hijos pierdan la vida a corta edad a causa de los efectos dañinos del plomo en la sangre, que en algunos alcanza más del 20%, cuando un 10% es el valor considerado normal”. (Baluja, 2016)
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A los 14 años no recuerdo haber participado de ninguna ceremonia con tintes iniciáticos para formar parte del CDR. Tampoco he preguntado si mi nombre aparece en algún libro otorgándome esa membresía, ni he pasado por la casa del presidente a preguntar si ya me dio de baja, simplemente porque nunca existió para mí algo que no elegí.
Los cubanos, por defecto, al cumplir los 14 años pasan a ser miembros de “organizaciones de masas”, creadas por el Estado para defender sus intereses en el barrio.
Recuerdo un libro con una entrevista a Fidel Castro donde se le preguntaba al ex presidente si los cubanos tenían libertad de reunión y de asociación. La respuesta fue que para eso existían esas “organizaciones de masas” tales como el CDR, la FMC, la CTC. Todas ellas creadas desde la cima de la pirámide gubernamental cuyo pico tenía su mismo nombre.
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