
Los niños borrachos de La Habana
Yesnier, de 20 años, comenzó a beber a los 12. Luis, con dos años, ya bebe ron, los adultos lo miran y se divierten.
Luis tiene dos años de edad y ya bebe ron. Los adultos se divierten cuando el niño se escabulle por un sorbo de sus botellas, y el bebedor local de la calle Rigoberto Santa Cruz se jacta de que Luis ya es el más grande borracho del barrio.
Santa Cruz, que vive en Atarés, un barrio marginal del municipio Cerro de La Habana, cree que "mojar el tete" en alcohol es sólo un entrenamiento para su futuro. "Ninguno de ellos va ser médico, ni abogado… Que se preparen para la vida que les toca", dijo Santa Cruz de 46 años de edad, refiriéndose a su propia nieta quien forma parte de los niños bebedores del barrio.
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Por 80 dólares puede alquilar una Makarov. Cada potencia abakúa tiene un arma de fuego. Asaltos a mano armada.
Pedro Pablo Quesada de 49 años, cumple una condena carcelaria de 12 años por asaltar un ¨clave¨ (casa de venta clandestina) en el municipio Guanabacoa. El atraco al negocio ilegal de ropa importada pudo ser perfecto, pero los comentarios sobre la pistola calibre 45 involucrada en el robo llego a oídos de la policía y desató, de oficio, la persecución los asaltantes.
La ejecución de asaltos a mano armada es un delito en ascenso que dispara la alerta de las autoridades cubanas.
Según estadísticas ofrecidas por una fuente de la policía (que se negó a ser identificada), en el 2014 se registraron en la capital 277 robos con violencia donde se utilizaron armas de fuego.
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