
Madre, ha pasado mucho tiempo desde mi ultima carta y tu ausencia sigue siendo un desaliento a pesar de haber traído en mi equipaje un pedazo de tu cielo con estrellas
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Se me hizo inaccesible la promesa de volver a las arenas de tus playas para besar tu amada tierra en el regreso
He permanecido desde la distancia sufriendo las llagas de tus manos y el dolor punzante de tus clavos en el pecho
No te rindas Madre mía, por todos mis hermanos, no te rindas
No permitas que tus pies cansados el golfo en sus caricias adormezca, ni permitas que el viento de la noche te aturda y fatigada permanezcas
Ayer viajando en las azules aguas no sabes el dolor que me dio verte, en un punto lejano, imperceptible casi, pero en cambio recibí Madre querida el beso que me enviaste a mi frente, llegó en la tarde cuando el sol se iva con la frescura que venía del Oriente
Y para despedirme Madre, deseo apartes de tus ojos las tinieblas, el paño saturado de dolor tuerzas y exprimas, y que caiga gota a gota todo el llanto vertido en tanto tiempo
Levantate Mambísa y Madre, que tus hijos quieren verte, bravía y con vestidos de palmeras
Enarbola tu orgullo y tu Bandera
No bebas en las copas con traidores, cuida siempre de tus vestiduras y no manches nunca tus manteles blancos aunque desborden venenos en las mesas cuidate siempre de las copas rotas
Rompe los espejos y cristales, que ocultan vertederos de ignominia que te han hecho sufrir por tantos hijos muertos , rompe el miedo y el silencio que te trae la noche oscura, despeja el frío de tu frente inerte y pronto veras los manantiales brotando el agua limpia de tu fuente
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Ada Mirtha Mendoza - Poetisa Cubana