La Ceiba
Árbol sagrado
Siempre se ha escuchado decir que la ceiba es un árbol sagrado y que cerca de ella no hay ninguna planta que crezca mas alta, que la misma, pues solo ella puede ser la mayor y mas vista de todos los arboles que crecen en algún lugar, su tronco es muy usual que se vista de ofrendas pues muchas personas se les orienta que debe ser ahí donde depositen las flores, frutas y hasta algún animal que según sea el caso ella recibirá con alegría pues demuestra el respeto y los poderes que todos saben que este árbol posee, también cada entrega de este tipo debe estar acompañado de algún dinero para de esta manera simbólica pagar a el orischa que es su dueño y que no tengamos deuda.
Lo cierto es que un amigo me ha contado que si le damos 12 o 16 vueltas a una ceiba a las 12 de la noche pues de seguro algo nos asustara pues tampoco es permitido que se le este molestando por ese tipo de averiguaciones, el lo sabe bien pues en cierta ocasión me dijo se acerco a una ceiba con un grupo de amigos que no tenían nada que hacer y todos se sortearon quien seria el primero para su mala suerte fue elegido y hacia el tronco de la ceiba encamino sus pasos.
A una señal suya los amigos comenzaron a contar y el despacio empezó a dar las vueltas hasta llegar a 16, ya estaba bien mareado, comenzando a ver como una cantidad de negritos pequeños con el pelo rojizo que según se le acercaba, comenzándole a dar azotazos por todas las partes de su cuerpo, a pesar que los golpes le dolían el no podía gritar y así sus amigos a una distancia prudencial esperaban su turno, esperando que el regresara para que el siguiente comenzara de nuevo con las vueltas, pero el no podía ni moverse tan siquiera, hasta que de pronto uno de ellos pensó que algo le pasaba le dijo a los otros vamos a buscar sin falta no vaya ser que este en apuro, al sentir las voces de los otros chicos, aquellos duendecillos, salieron corriendo como niños pequeños a esconderse de nuevo en el tronco de la ceiba que maternalmente abría su tronco y raíces como amorosos brazos, hasta que hubo entrado el ultimo de ellos.
Al acercarse a mi todo el grupo, les dije he visto a los negritos, me ha dado azotes como castigo, pero al llegar a la luz de un farol de la esquina pude darme cuenta que no tenia ni tan siquiera una marca rasguños, en todo mi cuerpo y que ademas ya el dolor había desaparecido.
Ante la mirada incrédula de muchos de ellos, uno de los mas cercanos a mi dijo: todo lo que ha sucedido esta noche es cierto a un tío mio también hace mucho tiempo le sucedió lo mismo en otra ceiba, añadiendo esos son chichiriku unos enanitos de tamaño pequeño casi como niños que vinieron a cuba como esclavos perteneciente alguna tribu del África y que conociendo los secretos de la ceiba, ahora viven allí para adorarla, cuidarla, protegerla, para que nadie se atreva a profanarla ni tan siquiera con alguna travesura, como la que nosotros quisimos hacer, esa noche pero cosa curiosa ya en ese momento tampoco sentía miedo alguno y era como si de cierta manera los azotes recibidos hacia solo algunos instantes hubieran servido para enseñarme algo de los misterios que tienen algunos secretos de nuestros campos y en especial los que posee desde hace miles de año las frondosas ceibas que crecen en nuestros campos.
Las vueltas a la ceiba
Tres vueltas en silencio y un deseo. La petición será concedida si se realiza justo al pie del árbol monumental que fue escenario del nacimiento de la Villa de San Cristóbal de La Habana, y cerca de las 12 de la madrugada, en los bordes del día en que se celebra la fundación de la ciudad.
Frente a la ceiba de El Templete, en La Habana Vieja, han hecho fila reyes y reinas, presidentes, artistas y científicos, habaneros comunes. Cada 15 de noviembre es el ritual. Quizás el próximo es su oportunidad.
Enviado por Venus - Diciembre 2, 2002